Real Madrid se llevó de Munich medio pasaje a la final.

En una primera parte repleta de emoción en el Allianz Arena, el Bayern plasmó su dominio posicional en la primera subida al ataque de Kimmich, que encontró el error de Keylor Navas cuando esperaba un centro y reaccionó tarde al disparo que se coló en la portería.

Sufrió el Real Madrid ante el empuje del Bayern y con errores defensivos que le pudieron costar caros, pero apareció su pegada europea en un balón colgado por Lucas Vázquez que enganchó Marcelo con un zurdazo cruzado imparable que ponía el empate a uno al descanso. El Bayern perdió por lesión en el primer acto a Arjen Robben y a Jerome Boateng.

Para la segunda mitad el Bayern salió dispuesto a romper el empate, pero su postura ofensiva no se reflejó en el funcionamiento. Real Madrid sacó a relucir toda su experiencia para juntar las líneas, cortar todos los circuitos futbolísticos y tratar de forzar el error rival. Y lo consiguió.

Quizá lo hizo incluso más adelante de lo que se esperaba, porque un error en la salida de Bayern fue aprovechado por Asensio para marcar el segundo tanto y prácticamente dejar encaminado el pasaje a la final, a esa altura por los dos tantos de visitante.

Bayern insistió en al menos rescatar el empate, pero fue incapaz de lograrlo, por más que tuvo un par de oportunidades. El Madrid terminó llevándos los goles y los tres puntos, lo que lo pone en una posición inmejorable para abrochar en casa su tercera final consecutiva de Champions, aunque nada está dicho.

Está fresco aún el recuerdo del 3-0 conseguido en Turín de visitante por cuartos de final y luego, en el Bernabéu, Juventus ganaba 3-0 y un polémico penal en la hora le dio el tanto que le permitió avanzar hasta esta instancia