Rafael Nadal y el síndrome de Müller-Weiss.

El triunfo sólido y contundente frente a Casper Ruud en el encuentro decisivo dio paso a una suerte de catarsis del mallorquín, que volvió a poner en el centro de la escena una de las tantas lesiones que lo ha perseguido en el último tiempo. Sin embargo, esta es especial, por lo extraña y porque lo atormenta desde hace muchos años: el síndrome de Müller-Weiss.

“No puedo seguir jugando con el pie dormido. Es obvio que no puedo seguir jugando en las circunstancias en las que estoy, así que voy a tratar de encontrar una nueva solución. Aquí he podido jugar en unas condiciones extremas, con inyecciones en los nervios para dormir el pie, por eso he podido jugar. Mi doctor me ha puesto anestesia en los nervios y eso me quita esa mala sensación en el pie, pero también conlleva un riesgo y puede producir otras cosas por ahí. Pero, por supuesto, Roland Garros es Roland Garros y quería darme la oportunidad de poder hacer algo”, expresó.r

¿Qué es esta dolencia? El exjefe del departamento de cirugía ortopédica del hospital militar francés de Vincennes, Gilbert Versier, que también opera en el Tour de Francia, lo explicó en el diario L’Equipe: “Suele afectar a personas que tienen pies planos. Es congénito. Algunos tienen pies huecos: el arco, es decir la distancia entre la parte interna del pie y el suelo, es muy profundo. Otros tienen arcos completamente colapsados con pie en valgo (plano), lo que favorece este tipo de patología. Esto provoca la compresión del hueso navicular necrótico. Es la muerte del hueso, no se devora, ha perdido su vascularización. Tiende a condensarse, a chocar un poco (pero no desaparece) entre el astrágalo y el cuneiforme, el hueso que está justo antes del metatarsiano. Todo esto sucede en la columna vertebral del dedo gordo del pie”.

El doctor David Rodríguez Sanz, experto en lesiones deportivas, dio más detalles en el diario español El Confidencial: “Se trata de un problema crónico en el que un hueso del pie, el escafoides, sufre displasia. La causa de la aparición de esta dolencia es desconocida, pero es complicada, especialmente en deportistas de élite. En el escafoides se inserta el músculo tibial posterior, que es el que controla los gestos de pronación. Empieza faltando aporte sanguíneo, que debilita el hueso, y termina sufriendo alteraciones en las sobrecargas mecánicas que derivan en pequeñas fracturas”.

“Es un planteamiento de vida, analizar si me compensan según qué cosas. Una operación probablemente no me lo aseguraría del todo… Tengo que hablar conmigo mismo con mucha calma y tomar ya una decisión de vida, decidir si me compensa llegar a estar medio año parado. Pero ahora no puedo contestar a eso. Ahora mismo no estoy preparado para tomar una decisión así”, dijo Rafa tras la coronación en París.

La pregunta que se hace el universo del tenis es: si con este problema que lo ha martirizado durante 18 años ha conseguido tanto, cómo habría transcurrido su carrera sin esta dolencia. Hasta dónde habría llegado su esplendor. Según los especialistas, su excelente masa muscular y el trabajo diario de fisioterapia han hecho que su carrera sea exitosa pese a estos inconvenientes. Un plus a la hora de evaluar la grandeza de este verdadero fenómeno.