Ryeder Cup a la cerveza

En uno de los días de entrenamiento previo a la Ryder Cup, Phil Mickelson le advirtió medio en broma al debutante norirlandés Graeme McDowell: “El público aquí en Kentucky no es aficionado al golf, son aficionados de Nascar. Van a estar bebiendo cerveza, ya verás…”. Y de veras que lo vió.

Corren ríos de tinta sobre el comportamiento de los americanos (equipo y público) en la reciente Ryder Cup. Cierto es que se dieron actuaciones desagradables, aunque peor aún es que no sean nada nuevo. Las ediciones de Kiawah Island ’91 y Brookline’99 fueron las que abrieron la veda.

La progresión se cortó en Oakland Hills 2004, cuando la soberana paliza europea dejó fuera de lugar cualquier intento por descentrar al rival. Pero, después de tres derrotas consecutivas, los golfistas y el público americano afrontaron la edición de 2008 con frustración acumulada. De nada sirvió la cuartilla con normas de comportamiento que repartió la organización de Valhalla a todos los espectadores a la entrada al recinto.

Los continuos aspavientos de debutantes como Anthony Kim o Boo Weekley no contribuyeron a la concordia. Las infinitas provisiones de latas de cerveza a 5 dólares, tampoco. Pero más grave se antoja la misma actitud en Paul Azinger, al que contemplan 4 ediciones y que debiera ser ejemplo de mesura desde su responsabilidad de capitán.

Es conocido que el público estadounidense no es ejemplo de exquisitez en comparación con el aficionado medio británico, pero hay normas básicas de cortesía de supuesto cumplimiento. Uno de ellos, que los errores del rival se reciben con escrupuloso silencio.

Más graves son los insultos de los aficionados a los jugadores rivales (en teoría, castigados con la expulsión del campo). En este capítulo, el ilustre Colin Montgomerie se llevó históricamente la peor parte.

Pero la palma se la llevan las llamadas telefónicas a jugadores europeos en mitad de la noche. Westwood así lo ha denunciado públicamente tras la reciente edición de 2008. Pero dice la leyenda urbana que en Brookline 1999 incluso se repartieron entre aficionados estadounidenses una lista con los números de teléfono de los jugadores europeos con el mismo propósito.

Fuente: Marca.es