Dramatico partido de la liga Española

Lo sucedido ante el Villarreal en El Madrigal podría formar parte de un tratado sobre parapsicología. No podría explicarse de otra manera la concatenación de acontecimientos que provocaron que el partido terminase 4-4 después de haber marchado 0-2 y 4-2. El misterio comenzó en el primer minuto cuando Pernía combinó bien con Forlán y el balón terminó en los pies de Simao, que se sacó un trallazo con dirección a la escuadra de un Diego López que padeció en sus propias carnes el síndrome Leo Franco. Primer disparo a puerta y 0-1 sin que la gente hubiese abierto el paquete de pipas.

El golazo madrugador de Simao alteró el guion original que se preveía para el partido. El Villarreal, claro favorito en las apuestas, se vio sorprendido por el buen arranque de los rojiblancos, que parecían haber aprendido que los partidos empiezan cuando pita el árbitro. El gol del portugués aportó serenidad a los visitantes, que se plantaron sobre el césped con un esquema 4-5-1 que maniató a su rival durante casi toda la primera parte. El buen hacer de los rojiblancos volvió a verse recompensado a los 22 minutos cuando un Simao enorme pisó el acelerador por la izquierda y se plantó cerca del área para asistir a Forlán. Gonzalo intentó el despeje pero el balón se quedó muerto a los pies del uruguayo, que resolvió como en los viejos tiempos ante su ex equipo.

Flaco favor de Banega
Con 0-2, el partido terminó de hervir. El público estaba caliente por un posible penalti de Heitinga sobre Rossi y la temperatura siguió subiendo con las amarillas para Simao, Banega y Senna. La noche se le estaba complicando a Undiano Mallenco y al Atlético de Madrid, que vio como el Villarreal comenzó a amenazar su portería con dos remates de Cazorla y Rossi. Lo que no se esperaban los rojiblancos era que su peor enemigo estuviese en sus filas. En el 37′, Banega fue al suelo de manera absurda ante Capdevila y dejó a su equipo con diez tras ver la segunda amarilla. Hasta entonces, demasiado bien le habían ido las cosas al Atlético de Madrid, especialista en complicarse la vida sin motivo. Con toda la segunda parte por delante, todo hacía indicar que tocaba sufrir.

Para colmo de males, llegó la jugada tonta del partido nada más comenzar la segunda parte en un disparo sin peligro de Senna que se tragó Leo Franco y supuso el 1-2. Todos los ingredientes para que se produjese la tragedia estaban ya servidos. En veinte minutos, el Atlético tiraría por la borda todo lo conseguido hasta entonces empujado por la expulsión de Banega y el error de su portero. En el 51′, Rossi lanzó una contra mortal que terminó en un mano a mano entre Llorente y Leo Franco que resolvió con eficacia un goleador que sigue en racha. Los peores presagios para el Atlético se confirmarían en el 58 cuando Domínguez se quedó anclado al tirar el fuera de juego y permitió que Pires recibiese totalmente solo un balón dentro del área. Con tranquilidad, cedió el estoque a Gonzalo y el argentino completó la remontada. Faltaba todavía el cuarto de Rossi en el 68′ mientras calentaba incrédulo el Kun Agüero en la banda. El gol del italiano parecía el fin del Atlético, de Aguirre y de la humanidad para los colchoneros.

Milagro sin el Kun
A falta de un cuarto de hora, Aguirre tomó una decisión arriesgada que podría haberle causado un reguero de críticas. Necesitaba dos goles para remontar pero en lugar de sacar a Agüero gastó su último cambio con Miguel de las Cuevas. Parecía la confirmación de una rendición, pero el fútbol, definitivamente, no se rige según las leyes de la lógica. En el 83′, Simao pilló despistado al Villarreal cazando un balón en el centro del campo y cuando quisieron pararle el balón ya estaba en las redes y el 4-3 en el marcador. Increíble la exhibición de velocidad del luso, un cohete fundamental para su equipo en estos momentos de crisis

El refuerzo moral que supuso para el Atlético el gol de Simao llevó a los rojiblancos hasta el cuarto en un ejercicio de fé. Simao colgó un balón maravilloso al corazón del área y apareció la cabeza de Raúl García para materializar lo que parecía un milagro. Quedaban todavía cinco minutos para que la salud de los espectadores siguiese en peligro pero los fenómenos paranormales dejaron de sucederse hasta el próximo partido del Atlético de Madrid.

Fuente: Marca.es